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lunes, 12 de septiembre de 2011

Una de las tantas historias gay de San Pedro

Estimado “hombre”: ¿Con qué derecho te atreves a juzgar lo que en tu interior te carcome?
¿Con qué derecho te burlas y agredes a quienes unas cuantas veces a la semana calman tu compulsión? Estimado “señor” con señora e hijos que lavas tu auto los domingos luego de una reunión de sábado, pretendes tener amor en el anonimato, en las tinieblas en la oscuridad de ese sendero con pinos, mientras te vas imaginando lo fálico en tu interior, escena que seguramente borraras al día siguiente, y lo contaras en una noche de alcohol y asado de viernes diciendo: “Me hiso un pete nada más”, mientras dura la esquizofrénica fricción entre tus nalgas.
Ahora me voy a referir a vos:
¿Con que derecho pretendes mantenerme en otra dimensión, en la clandestinidad? Vos, el señor, el empleado de fábrica, el profesional y yo sigo siendo el Puto del que te avergonzas públicamente,al que recurris cuando tu alma está en carne viva y le contas tus más profudos secretos.
Aunque te pese, tengo el afecto mucha gente que me quiere, que logró descubrir mi interior y en más de una oportunidad ayudaron a no dar ese paso en falso, ese maldito gatillo en mi cuerpo.
¿Te crees que es fácil ver como te escondes cuando vas en mi auto para que no te vean con el puto?, mientras en tus noches de vacío gastas tus rodillas en los túneles de los boliches o en recovecos suburbanos, no te das cuenta que la verdad tarde o temprano sale a la luz y terminas siendo mas puto que yo.
¿Con que derecho una sociedad internalizó estos moldes si podrías ser feliz?, ser esa persona tierna que casi logró enamorarme. ¿Pero quién sos realmente?
Te defino como una víctima que no se atreve a romper estructurar y asumir una identidad digna de ser vivida aunque el sufrimiento sea mucho.
Víctima y victimización ya pasaron de moda, creo que es mucho mejor tener “huevos” para ser auténtico, aunque nunca faltan los que apelando a su poder te dicen.” acá no pasas” pero son los menos, no nos vamos a ocupar de des reprimir a las “musculocas”.
Nunca van a faltar “con ese no te juntes.” ¡No lo saludes! “para este puesto no lo quiero”, pero no importa ya casi es parte de nuestras vidas.
Antes que me olvide, no creas que el alcohol o el porro te dan permisos, solo te "ahorran" el trabajo de pensar en ponerte un “forro”. Y recondá siempre la esencia no se puede prohibir.

SPG Lo anterior descripto está referido a un segmento de personas Hipócritas, nada tiene que ver con la mayoría de hombres y padres de familia que no están relacionados con esta temática.
Muchas gracias

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